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Escuchando al Espíritu Santo: Una guía para compartir a Jesús

Como cristiano, es posible que desees compartir a Jesús, pero a veces es difícil saber qué decir. No querrás “predicar” a las personas, arruinar el ambiente de una conversación o simplemente parecer raro. ¿Entonces, qué deberías hacer?

Es fácil quedar tan atrapado en un momento que olvides que tienes un ayudante para guiarte: ¡el Espíritu Santo, Dios mismo! ( Juan 14:26 ). El secreto para saber cómo incluir a Jesús en algún momento de la conversación es conectarse con el Espíritu Santo y trabajar en conjunto con Él.

Al principio, escuchar al Espíritu Santo puede parecer intimidante o imposible. Puedes llegar a hacerte preguntas como: “¿Cómo sé que es Él y no solo yo, o que se debe al extra de café que tomé en el almuerzo?”

Aprender a discernir la voz del Espíritu Santo del ruido que te rodea es clave para compartir a Jesús.

Así que establezcamos algunas bases:
  1. El Espíritu Santo es Dios: Para reconocer y entender la voz del Espíritu Santo, necesitamos saber quién es. La Biblia dice que Él es parte de la Deidad con el Padre y Jesús. Si bien Él es una expresión misteriosa de Dios que no podemos entender completamente, Él es una fuerza activa y quiere guiarnos, tal como guió a tantas personas en la Biblia (Lucas 2:27-32 , 2 Pedro 1:21 , Hechos 8:29-31 ). Como parte de la divinidad, el Espíritu Santo comparte el mismo carácter que Dios el Padre y Jesús, por cuanto lo que escuches siempre se alineará con la naturaleza de Dios: amoroso, gozoso, pacífico, paciente, bondadoso, etc. ( Gálatas 5:22 ).
  2. El Espíritu Santo quiere ser buscado: La Biblia dice que si buscamos a Dios, lo encontraremos (Jeremías 29:13), y lo mismo es cierto para el Espíritu Santo. Pasar tiempo leyendo los Evangelios o estudiando Su carácter te ayudará a aprender a discernir Su voz, lo que Él diría y lo que no (Romanos 10:17). La Biblia dice que la palabra de Dios da paz (Isaías 32:17, Juan 14:27, Romanos 15:13, Filipenses 4:7), así que si escuchas algo por lo que no sientes paz, debes cuestionarlo. También puedes orar para que la voz del Espíritu Santo se vuelva clara para ti mientras pasas tiempo con Él (Juan 10:27), tal y como puedes reconocer la voz de un amigo en una habitación, incluso cuando no puedes verlo.
  3. El Espíritu Santo quiere llenarte: La Biblia nos dice que seamos “llenos” del Espíritu Santo (Efesios 5:18). En el idioma griego original, esta es una práctica continua y activa. Esto puede requerir algunos cambios de mentalidad, como aprender a estar agradecidos con Dios (Salmo 100:4), arrepentirnos y disculparnos por las cosas malas que hemos hecho (Salmo 66:18), o silenciar los pensamientos negativos que el diablo pone en nuestras mentes. (Santiago 4:7). Superar estas barreras mentales y emocionales puede abrirnos para ser más receptivos y dispuestos a lo que Él pide. Si tienes problemas con esto, ora a Dios, Él te ayudará.
  4. El Espíritu Santo quiere que respondas: La Biblia nos anima a tener corazones abiertos cuando escuchamos Su voz (Hebreos 3:15), y a ser “hacedores de la palabra”, no solo oidores (Santiago 1:22). Esto requiere acción: debemos aprender a responder al Espíritu Santo. Por lo general, el Espíritu Santo aparecerá en “incitaciones”, como recordar repentinamente un versículo de la Biblia, una historia o algo que tu pastor dijo una vez. A veces es un fuerte sentimiento o la necesidad de hablar con alguien, o tocar un tema en particular. Dios quiere que sigas esas indicaciones para que Él pueda manifestarse de manera milagrosa en tu vida y en la vida de los demás.

Si aún te sientes inseguro de escuchar la voz del Espíritu Santo, confía en que Él te capacitará en esto. CS Lewis, citando a su autor favorito, George MacDonald, tiene un gran dicho sobre la naturaleza de Dios: que Él es fácil de complacer pero difícil de satisfacer. Esto significa que el Espíritu Santo está totalmente de acuerdo con la forma en que te acercas a Él, seas sensible a Su voz o no. Pero puedes confiar en que Él está satisfecho con nada menos que tu perfecta habilidad para escucharlo y seguirlo.

Ya sea que lo sepas o no, Él te ha estado guiando toda tu vida y es una gran parte de la razón por la que aceptaste a Jesús en primer lugar. ¡Puedes hacerlo!

Compartir a Jesús desde la posición de ser guiado por el Espíritu Santo quita presión. Es tan simple como ser consciente de que el Espíritu Santo te está hablando durante tus conversaciones e interacciones con los demás. Escucha y sigue Su voz lo mejor que puedas. Puedes estar tranquilo sabiendo que la salvación es Su obra; tu obra es ser sensible a Su voz y seguir Su dirección.

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