Cuando estamos en una relación cercana con Jesús, la abundancia de Su amor fluirá de nosotros y compartir el evangelio será más fácil.
Puede parecer obvio, pero ser cristiano no solo significa que creemos que Jesús es nuestro Señor y Salvador. Seguir a Jesús significa que somos sus discípulos, y al igual que sus discípulos originales, necesitamos tener una relación cercana y diaria. Y gracias a eso tendremos un deseo abundante de compartirlo con los que nos rodean.
En cualquier relación, la familiaridad llega a través de la comunicación; y la vida con Jesús no es diferente. Nuestra idea moderna de la oración a veces se puede reducir a una conversación unidireccional con Dios. Pero cuando se trata de ser un discípulo de Jesús, tu vida de oración debe ser más que eso. Necesitas conocer Su voz para responder a las oportunidades y navegar conversaciones; necesitas estar familiarizado con Él para saber cómo destapar las mentiras que se disfrazan como Él; necesitas estar lo suficientemente familiarizado con Él para presentarlo a todo tipo de personas, y para responder en cualquier momento y en cualquier lugar a las preguntas acerca de Él.
Aquí hay tres partes importantes de la oración para recordar y practicar:
Paso 1: Entra a la presencia de Dios diariamente y sé lleno del Espíritu Santo
No importa dónde o cuándo hagas esto, o incluso cuánto tiempo, es importante que saques tiempo cada día para conectarte auténticamente con Jesús. Pasar tiempo con alguien es la única manera de familiarizarse con él o ella. Este tiempo de oración no necesita ser demasiado complicado; puede ser tan simple como decir, ‘Estoy aquí, Dios, te amo, ¿qué estás haciendo hoy y cómo puedo participar?’ Luego, a través de la adoración y la lectura de la Biblia, permite que el Espíritu Santo dirija tu corazón y tu mente.
Paso 2: Ora por quien el Espíritu Santo ponga en tu corazón
Pídele a Jesús que te traiga a la mente personas por quienes orar que aún no lo conocen. Podrían ser personas que acabas de conocer o podrían ser aquellas por las que has estado orando durante muchos años. La salvación es obra del Espíritu Santo; por lo tanto, es vital alinearse con Sus planes y participar en Su obra entre aquellos que conocemos. Incluso si no estás seguro si es el Espíritu Santo o tú mismo, ora por ellos hasta que puedas reconocer Su voz. Es muy probable que sea la voz de Dios si sientes el impulso de orar.
Paso 3: Ora durante todo el día
La Biblia dice que oremos sin cesar ( 1 Tesalonicenses 5:16-18 ). La oración es más que una conversación o un volcado de pensamientos a Dios; es un estilo de vida. Piensa en ello como una conversación continua de ti con el Espíritu Santo, orando por las personas y situaciones con las que te encuentras momento a momento. De esta manera, estarás disponible siempre que se presente la oportunidad de compartir a Jesús.
Ponte a prueba para conectarte personalmente con Dios de esta manera todos los días para que puedas compartir a Jesús con autenticidad. ¡Te sorprenderás de lo que sucede!