Rompiendo barreras para compartir a Jesús
Vives en un mundo de cercas. Es muy fácil vivir dentro de tu hogar aislado, mirar televisión a la carta y cerrar el mundo exterior.
Estas cercas no son solo físicas; también son emocionales. A la gente le gusta mantener a los demás alejados porque se siente más segura. Esto puede hacer que compartir a Jesús con tus vecinos al lado sea un desafío. Entonces, ¿cómo podemos cambiar eso?
Jesús contó una historia sobre un buen vecino. Un hombre judío fue robado y golpeado, y lo dejaron en el camino. Después de que un sacerdote y un trabajador del templo pasaron de largo, un hombre samaritano se detuvo para ayudarlo. Los samaritanos y los judíos tenían una mala historia y más o menos se odiaban mutuamente. Pero cuando el samaritano vio al hombre robado, tuvo compasión por él a pesar de sus diferencias y lo ayudó. Jesús dijo que este hombre samaritano fue un buen vecino y nos dice a todos que hagamos lo mismo Lucas 10:29-37.
Tienes la oportunidad de ser un buen vecino. El hombre samaritano ayudó al hombre judío a pesar de las diferencias que compartían. Las diferencias no necesitan ser una barrera. Acércate y ten compasión por ellos. Encuentra algún terreno común y sírveles.
Comienza prestando atención a lo que pasa en tu calle. Si tomas el tiempo, te sorprenderás de ver lo que pasa en las vidas de las personas que viven a tu alrededor. Prueba tomarte un tiempo para caminar por tus calles y observar. Ora mientras lo haces. Algunas familias están muy ocupadas y luchan por mantener el trabajo en el jardín. Algunas personas están solas. Algunas personas tienen problemas de salud. No seas entrometido, pero sí observador.
Si observas a alguien que podría necesitar ayuda, acércate humildemente y con sinceridad y ofrécete a servirle. Podrías ofrecer cortar el césped o ayudarles con su jardín. Lleva a su perro a pasear una vez por semana. Ofrece servirles de una manera tangible que les haga saber que te importan. Incluso si no aceptan, aún podrían sentirse alentados de que lo ofreciste.
A algunas personas simplemente les encantará tu compañía. La soledad es un gran problema en nuestra cultura hoy en día. Pasar una hora a la semana hablando con un vecino puede significar el mundo para ellos. Escucha y cuida de ellos, y si surge la oportunidad de compartir a Jesús, hazlo.
Dios te ha colocado donde vives por una razón. Escucha las palabras de Jesús y sé el buen vecino que él quiere que seas. Toma la iniciativa, muestra compasión y ámalos como Jesús lo haría.
Tómate tiempo hoy para observar las calles donde vives. Elige una persona necesitada y acércate a ella.
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